De por qué este DJ se sube a bailar a la barra de un bar

Tengo cinco años en la música, presentándome en escenarios o tocando detrás de una barra o una cabina. De esos cinco, llevo dos siendo residente del Barfly, en Cholula, y en ese tiempo, he descubierto que el simple hecho de subirse a una barra provoca todo tipo de reacciones en la gente. Desde el apasionamiento de quienes están bailando en la pista y deciden unirse al sentimiento colectivo, hasta aquellos a los que realmente les molesta, e incluso, parece insultarles.

El por qué me subo a bailar a la barra del Fly cada viernes (o donde esté tocando, siempre me trepo a donde pueda, de hecho es una advertencia que hago siempre que me contratan), no es ningún secreto. Lo hago, en primer lugar, porque amo cualquier escenario, sea la forma que éste tenga, es uno de los sitios donde me siento más natural, más yo. En segundo lugar, considero que el DJ no debe estar recluido en un rincón, casi escondido ¡Por Dios! Es la persona que está haciéndote la noche, y es parte de una experiencia colectiva que requiere de conexión: esconder al DJ sería como si un músico tocara/cantara de espaldas a su público: hay que conectar. Y en tercer lugar, no es ningún secreto que la idea de treparme a la barra o al sitio en el que esté tocando, me surgió tras ir con mi querido Dave a ver el documental de Soulwax Part of the weekend never dies.

Esto al parecer se ha vuelto tradición, y por esa barra han pasado grandes personas, que tal vez, si están leyendo esto, comprendan el punto al que quiero llegar.

Tal vez estamos acostumbrados a ver a alguien en un escenario haciendo su trabajo, pero para todos aquellos que no han tenido la oportunidad de estar en uno, hay un efecto, casi mágico, al poder ver las reacciones del público ante lo que haces. Ahí estan, decenas, cientos, tal vez miles de personas reaccionando ante tus acciones y decisiones. Y está desde el que tiene cara de que no soporta en lo absoluto lo que estás haciendo y que preferiría que en ese momento de empalaran, hasta quienes muestran en el rostro una especie de gratitud que sólo es comprensible una vez vista.

Ambas cosas, evidentemente, alimentan nuestro trabajo como músicos (habrá quien diga que el DJ no es músico, pero yo tengo un argumento al respecto del que hablaremos en otra ocasión) y hacen de cada experiencia algo icónico. Créanme, no es fácil olvidarlas. Ya sea el tener a miles de adolescentes brincando y haciendo head banging a la par que tú, una pareja lésbica fajando en el escenario con otros cinco fans bailando arriba contigo mientras tu manager e ingeniero de sonido se pelean a golpes con otro ingeniero de audio (juro que esto sí ocurrió), ver a las ocho únicas personas que fueron al bar paradas sin hacer nada o, como anoche, ver a decenas de personas, entre ellas a tus amigos, bailar y apropiarse de la música.

Hay en este acto, desde esta perspectiva, un sentimiento de tranquilidad, de que el trabajo está saliendo bien, que se condensan en una felicidad muy particular.

En pocas palabras: no hay nada como ver que le estás haciendo sentir algo bueno a un grupo de personas, aunque ni siquiera los conozcas. Es única esa sensación, y es maravillosa.

Anoche, fue una de esas buenas noches en las que la gente se unía a un mismo ritmo y a un mismo sentimiento. Y fue único. Sin darme cuenta, mi querido amigo Rey Badesán (una de las personas más ingeniosas y creativas que conozco), me tomó la siguiente foto. Cada fin de semana no falta quien tome algunas fotos, sin embargo, de todas esas imágenes que se han juntado, ninguna consigue expresar lo que llevo párrafos diciéndoles, ninguna como la que tomó anoche Rey.

Les dejo esta foto, no como un acto de vanidad, sino de agradecimiento. La sonrisa y la tranquilidad que ven en esa foto, es el resultado de todos ustedes, que bailan, disfrutan y, sobre todo, sienten. Gracias, en verdad, por hacer que el trabajo de un músico valga la pena, por demostrarnos que tiene sentido hacer algo de esto.

Gracias, en vedad, por amar y disfrutar tanto de la música. Porque eso que ven abajo, es libertad pura. Éste soy yo viéndolos a ustedes.

My life is music, and music is life…

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